miércoles, 20 de julio de 2011

¿Y por qué no están en la cárcel?

Esta entrada, subversiva y sediciosa, incita e invita a la objeción fiscal de conciencia, al fraude a la hacienda pública y a hacer pipí en la calle.

Quizás porque no soy un experto, o acaso porque lo soy, yo no entiendo nada.

De la deuda griega hablo, y de las consecuencias que al resto de los contribuyentes europeos nos puede traer que algunos hagan trampas jugando al solitario.

Por no extenderme seré breve. Grecia, o mejor dicho el gobierno griego, mintió a la Unión Europea y al Banco Central Europeo sobre sus cuentas públicas.

Para que nos entendamos, imaginen que ustedes van al banco a pedir un crédito. El amable bancario de turno entre promesas de bajísimos tipos de interés, cariño eterno y la minipimer de promoción, le pide a usted su nómina para ver cuánto se puede usted permitir. Si gana usted 100 le dejarán 40, si gana usted 1000 le dejarán 400.

Si miente usted, si trampea, finge, engaña, enturbia o sólo cuenta "una de vaqueros", se mete usted en un lío bastante considerable ya que esa eventualidad está recogida en el clausulado de minúscula letra que figura al dorso de los documentos que usted, con tanta alegría, acaba de firmar.

Usted, probablemente, acabe delante de un juez de malas pulgas y poca paciencia diciendo aquello de "soy super inocente, Señoría". Y de ahí al trullo si no es la primera vez, o de visita a comisaría una vez a la semana con unos indelebles antecedentes si es usted novel en eso del tocomocho bancario.

Pero el ex-gobierno griego lo hizo y aquí no pasa nada.

Aquí todos más jodidos que el que se tragó las tréberes y el ex-ministro de finanzas y el ex-primer ministro griego andan más felices que una codorniz dorando sus cuerpecillos al sol y riéndose de los griegos peces de colores.

Y nadie va a la cárcel y nadie pide que se les meta en la cárcel (bueno, de hecho lo pidió el ministro holandés de economía, pero fue a título personal).

Así pues, ¿por qué deberíamos ser nosotros distintos?, ¡eh!, ¿me lo saben explicar ustedes?

En mi opinión a Grecia le podrían dar muchísimo por donde los pepinillos amargan, y si por mi fuera ni un euro de mis impuestos iría a arreglar una situación que han creado cuatro desaprensivos puliéndose la pasta y mintiendo sobre ello.

Que les pongan jornadas de 60 horas semanales o que echen a todos los funcionarios o que vendan algunas islas o que hagan lo que les salga de las narices, pero que alguien pague por semejante cacicada.

Porque Grecia nos está jodiendo, con perdón, pero a base de bien. Y como aquí tenemos las cuentas un poco más saneaditas pero 5 millones de parados, pues hay quien piensa que somos lo más parecido a un casi igual, y cada puntico de más que pagamos a quienes nos compran deuda nos cuesta a los españolitos de a pie un Perú. Perú que vamos a pagar nosotros, no les quepa a ustedes la menor duda.

¿Que en Grecia van a pagar justos por pecadores y al final la clase media sale perdiendo?, pues no es mi problema. Mi concepto de solidaridad no llega tan lejos, que no les hubieran consentido semejante canallada, que se veía venir de lejos.

Si esto no se arregla y al final hay que pactar un "rescate" para España, va a suponer un atraso en lo económico y en lo social de, al menos, dos décadas. Es decir, nos lo vamos a pasar pirata.

Que metan a esos hijosputa en la cárcel, ¡coño!, aunque solo sea por cumplir un poco con el expediente.

P.D.

¿Alguien sabe la respuesta a por qué no les meterán en la cárcel?, vamos señoras y señores, que se lo he puesto muy fácil.

jueves, 7 de julio de 2011

Fuerza

 
Esta entrada tiene un destinatario concreto, pero no es un mensaje íntimo.

Tampoco es una de mis conocidas "charlas" paternales, ni un buen consejo, ni una recomendación, ni una observación, es solo la verdad de cómo la gente cabal debería, deberíamos, hacer las cosas.

A veces parece que la mala suerte, mala "follá" que diría un taurino, se ceba con nosotros. Todo sale del revés, las desgracias nos acechan y golpean, y sentimos que las tripas se nos retuercen por dolor, por pena, por impotencia, por frustración.

Todo el que haya sufrido una pérdida personal, un revés laboral o un desengaño emocional, conoce esa maldita sensación. Son los síntomas de la pérdida, del duelo o el fracaso.

No.

Simplemente un rotundo NO.

Aquí no se dan pasos atrás ni para tomar impulso, aquí se mantiene la cabeza en su lugar, que es erguida sobre los hombros con la barbilla ligeramente levantada sobre el plano, y los testículos - físicos, metafísicos o ambos - en su sitio. Da igual cuánto de duro nos golpee la vida.

Como decía la canción: "La cabeza bien alta / cuando se tiene el valor / para andar por la vida como el mejor perdedor. / Qué importan hoy los bolsillos del pantalón, lo que está dentro se lleva, se tiene o no"

La pena es como el valor y aplica de la misma forma al valiente, y éste lo es no porque no la sufra, sino porque toma nota de ella en su justa medida.

Y la derrota, la derrota es solo un estado mental.

Ánimo a todos los que el destino les ha lanzado un "crochet" o una serie al hígado. Rodilla en tierra 4 segundos para tomar aliento y arriba otra vez con los puños en alto, la oportunidad de devolver los golpes con creces llegará.

Como dice alguien que yo me sé: "¡fuerza y honor!"