lunes, 16 de febrero de 2015

Goodbye gentleman

.

Hay veces en que las formas son mucho más importantes que el resultado, en que el fin está escrito pero los medios por escribir, en que uno forja su propia pequeña leyenda a fuerza de ser uno mismo.

Hay personas, pocas y contadas, que son capaces de dar una lección de vida al tiempo que pierden la propia; sin pretender ni aparentar, sin impostar un gesto, solo con la contundencia que su naturalidad transmite, demostrando una personalidad que contagia el apego por la vida y por las ganas de ser feliz.

A principios de mes moría en Madrid mi padre, Francisco, Paco para los amigos, una de las personas más simpáticas y bienhumoradas que he conocido en mi vida. Una persona querida y respetada porque nunca pretendió ser otra cosa que él mismo, e hizo de su sincera personalidad su tarjeta de visita.

Podría decir muchas cosas de él, todas buenas, pero en estos tiempos que corren hay tres que me parecen verdaderamente destacables. 

La primera que fue un hombre honrado, profunda y sinceramente honrado, un tipo con valores y principios para el que el mangoneo, el trapicheo y las mordidas eran no solo un delito, sino una falta de dignidad. Por discreción callo en cuántas ocasiones pudo demostrar esos principios, pero siendo empresario gran parte de su vida, creánme que no fueron pocas.

Fue un hombre amable, siempre natural y siempre cercano, utilizando los registros que el interlocutor demandaba y no los que él entendiera mejores. Su sentido del humor fue proverbial, murió sonriendo y haciendo sonreir, genio y figura...

Y fue un hombre bueno, sincera y llanamente bueno, un señor y un caballero. Con todo lo que ello conlleva y supone.

Se nos fue tras una pelea titánica con la muerte, de tú a tú, sin perderle la cara y sin mostrarle a "la huesuda" otra que la propia. 

Aguantó, luchó y sonrió, sobre todo sonrió, a pesar de los tubos, las máquinas, las alarmas y pitidos, las mil vías, los elctrodos, las constantes visitas de médicos y enfermeros (tan pesados, a veces)... sonrió y le dijo adiós a la vida sonriendo.

Donde quiera que esté, seguro que ya tiene un grupo alrededor disfrutando de su deliciosa forma de contar historias o de su pésima de contar chistes. Haciendo reir y sonreir.

Have a nice trip, dad, and say hello to mom from our side!