Advertencia para los lectores de "¿Usted por quién me toma?":
Si se ve usted, o incluso usteda, en la necesidad u obligación de ejercer de acompañante de pacientes de urgencias, es decir, de los que se pasan horas y horas en una sala de espera sin que nada ni nadie les de información sobre el estado de salud de la persona a la que acompañan, déjenme que les informe del equipamiento imprescindible y reglamentario para llevar el trance con garantías de éxito.
El móvil con batería a tope: recibirá usted un aluvión de llamadas interesándose por el paciente, su afección, evolución y diagnóstico de personas a las que, probablemente, ni siquiera seguía creyendo con vida. Lo de las horas es igual, las tres de la mañana es un buen momento para llamar a preguntar gilipolleces y contar que a una tía abuela suya le pasó lo mismo y fue gravísimo... en el mejor de los casos.
Monedas: Imprescindibles para pagar al "gorrilla" que le busque un sitio para aparcar y evitar así que el mismo individuo le destroce la pintura de su coche si no "abona" usted la "voluntad" o ésta no es de su "agrado". Además cualquier cosa que pueda usted necesitar en la sala de espera, excepto los inodoros (y hay ideas al respecto) cuestan "parnés", incluida el agua. Si no quiere usted morir de sed o inanición lleve al menos 4€ en monedas. Los precios no son precisamente populares.
Un libro: salvo que le gusten a usted las conversaciones como la que mantuve en su momento con Doña Maruja "La rulos". Como aquello fue una excepción, es mejor aislarse del entorno "hostil" enterrando la cabeza entre las páginas de un buen libro, uno regular o, incluso, uno malo. Cualquier cosa con tal de no aguantar penas o tristezas ajenas. De eso, cada uno con las suyas. Además un libro, incluida la guía de teléfonos, siempre ameniza y ayuda a calmar los nervios para no emprenderla a golpes con el celador de turno que ve demasiado "House" y se cree uno de los protagonistas de la serie.
Tabaco: imprescindible evitar la ansiedad del síndorme de abstinencia. Ya se encarga el personal de guardia de hacer al sufrido "esperante" la espera suficientemente desesperada como para encima quedarse sin tabaco. Además así se ejercitan los músculos de las piernas. Observe el lector que el señor o señora que diseña el mobiliario de una sala de espera está directamente relacionado por vía materna con Himmler, Jack el Destripador, Torquemada y sobre todo, con su puñetera madre.
Aguantizol y pacientoformo: en cantidades industriales.
De no portar este equipamiento básico, el acompañador, acompañante y, en cualquier caso, esperador, se pasará la nochecita en vela que se ha tragado el que suscribe, es decir, cagándose hasta en los angelitos negros de nuestro querido Machín.
Y eso que soy médico y a mi me tratan bien, que si no...
Primeras imágenes del observatorio Vera C. Rubin
Hace 4 días