miércoles, 25 de mayo de 2011

15-M

Flute dogs, morning singers and "I'm a rebel 'cause the world made me this way"

Yo quiero estar allí, pero no sé si atreverme.

En verdad quiero estar. Quiero sentarme en el suelo rodeado de amigos con mis mismos ideales, anhelos, esperanzas y exigencias.

Hombres y mujeres, jóvenes y jóvenas, compañeros y compañeras dispuestos a dormir al raso, a sufrir las incomodidades de un simple saco de campaña para hacer despertar a esta marchita y burguesa sociedad.

Chicos y chicas y chiques comprometidos, comprometidas y comprometides en hacer de este mundo un sitio mejor. Su mundo.

Compañeros, compañeras, compañeres y compañeris con la fuerza de la juventud y el coraje de la razón, titanes de la moral común, centauros de la pureza de pensamiento, del supremo bien colectivo.

Camaradas y camarades y camaradis y camarados y camaradus con las agallas suficientes para plantar cara al poderoso, desenmascarar al corrupto, acabar con el facineroso.

Profetas sin religión, apóstoles de la indignación y el descontento, centinelas de la revolución.

Yo quisiera ser como ellos, sí. Tanto que me reconcome por dentro la envidia y, por qué no decirlo, la soberbia, la gula y hasta la lujuria.

Yo quiero tener una causa como la suya, unos ideales tan claros y cristalinos que de igual quién los defienda y cómo.

Yo quiero ser como ellos, digo, y tener una pléyade de convicciones que abarquen campos tan dispersos como la titularidad del capital bancario, la expropiación de activos en desuso, la nacionalización de sectores estratégicos, el derecho a mear en la calle y el respeto por lo mamíferos marinos.

Como todo el mundo puede imaginar yo solo me solidarizo con una de las causas anteriormente escritas.

Y su mensaje ha calado en la sociedad, o casi. Nunca tan pocos consiguieron tanta repercusión de tantos, o casi. En media Europa y parte del extranjero se han hecho eco de su abnegación, de su coraje, de su independencia, o casi.

Quisieron renombrar plazas, parques y avenidas y lo han conseguido, o casi.

Quisieron despertar la conciencia social y lo han conseguido, o casi.

Quisieron desalentar el voto, hacer que la sociedad se revelara en las urnas y lo han conseguido, o casi.

Quisieron que en cada calle, en cada manzana, barrio y pueblo, ciudad y urbe hubiera asambleas y consejos donde los vecinos discutan de sus problemas, necesidades y reivindicaciones. Y lo han conseguido, o casi.

Yo quiero ser como ellas, ellos y elles. Son la juventud, son el futuro, los llamados a gobernarnos en 20 ó 30 años, el Pepito grillo de nuestras maltrechas conciencias (sí, conciencias una vez más).

Puedo verles, por fin, por televisión y me rindo antes su verbo fácil y consistente, su presencia de ánimo, su convicción en la bondad de su proyecto. Son la esperanza de la raza humana.

Lástima de generación perdida sin un mal París en el 68, un Woodstock del 69 o un Berlín 1989.

Solo tengo una ingenua e inocente pregunta.

¿Cuándo se van a su puta casa y dejan de hacer el gilipollas en la calle que pagamos todos?

jueves, 12 de mayo de 2011

¿Los nuestros?

Lo echaron el lunes pero yo me lo perdí. De hecho no es que me lo perdiera, es que ni siquiera sabía que habían preparado un documental así.

Se llama “Los Nuestros” y es un “especial investigación” de Antena 3 sobre los españoles en la misión de Afganistán.

Ayer lo vi en la página web de Antena 3.

Pensaba dejar al lector un link para que pudieran también juzgar por sí mismo las lindezas de semejante mierda, pero he preferido no hacerlo no vaya a ser que alguien crea que estoy promoviendo tal bodrio.

A día de hoy sigo sin saber cuál es el objeto, si lo tiene, de dicho “reportaje”.

Mi lado más bondadoso se inclina a pensar que es un intento, ruinoso me atrevo a decir, de demostrar a la sociedad española que lo de Afganistán es muy diferente a lo que nos cuentan en los telediarios.

Sin embargo, como soy como soy, en realidad me decanto más por pensar que no es sino una sucesión de vídeos grabados por soldados españoles (da igual su empleo) mezclados de manera burda y explicados de manera zafia, que carecen completamente de hilo y que han sido montados con un guión que roza la denuncia con alguna intención que, incluso siendo malo, se me escapa.

Quien haya autorizado, producido, realizado, escrito, locutado o intervenido en semejante falta de rigor no merece sino que el presente se acuerde de sus ancestros y lo haga con mucha rotundidad y poco pudor.

No es que no tengan ni idea de lo que hablan, es que no tienen ni idea de cómo tenerla.

Prensa amarilla en estado puro.

Buenísimo lo del soldado con “cara de miedo”, porque oigan, ¿qué cara es la cara del miedo?

Y muy bueno también lo del soldado conocido como “El chino” que, paralizado por la angustia y el estupor según ellos, no da un tiro en toda la refriega.

Estos no saben lo que es un flanco ni un perímetro así se les haga un croquis.

Hacen, además, mucho hincapié en las quejas sobre la situación allí, e incluyen la grabación de un sargento primero que se queja, cagándose en todo, de las órdenes recibidas y del material asignado para cumplirlas.

Por supuesto todo con la cara convenientemente pixelada, como si a día de hoy no supiera ya medio Cuartel General quién es el interfecto.

Yo le metería un paquete de pelotas, pero lo que han conseguido estos gilipollas es algo mucho peor.

Sorprenden también mucho las constantes referencias a la edad de los soldados. “Algunos tienen 19 años” parecen repetir con insistencia. Como si tener 19 años fuera un delito o no tuvieran edad para hacer lo que hacen.

“Pasan de jugar a la Play Station a estar aquí, en Afganistán, y como no puede ir a comprobar si han abatido a un enemigo o no para ellos esto sigue siendo lo mismo”. En fín, sin comentarios.

Y luego están los “veteranos periodistas”, los sabelotodo.

“Cuando fui a Afganistán y vi un puesto avanzado me pareció que nuestros soldados estaban en la I Guerra Mundial” Lo cual demuestra los muchos outpost que ha visto este sujeto en su vida y su gran “arrojo” por conseguir exclusivas.

Y lo mejor de todo es cuando, al final, el enviado especial de Antena 3 dice aquello de “si yo me bajo al nivel de un ciudadano normal”

¿Pero quién cojones se ha creído que es este imbécil para considerarse por encima de un ciudadano normal?

En fin, resumiendo, son 50 minutos de pura especulación, desinformación, amarillismo, sesgo, abuso, ocultación y la más absoluta ignorancia.

Hace no mucho, el amigo Saragal, en esta entrada de su Blog “No Seas Nécora” hablaba de la necesidad de imitar a países aliados e incluir a la prensa libre en las operaciones militares, incluso "empotrarlos", para mejor explicar a la sociedad lo que hacen sus Fuerzas Armadas y por qué. Y yo entiendo y comparto su punto de vista pero, mi querido Saragal, después de esto ya sabes por qué contesté lo que contesté.

¿Los nuestros?, no, lo suyo, lo suyo sí que es es de vergüenza.

viernes, 6 de mayo de 2011

Me jode llevar razón

Cuando uno las ve venir... las ve venir.

Sabía que terminarían estando donde finalmente van a estar.

Falló el plan A pero, por supuesto, les quedaba el B con los "optimistas de la paz" como cobertura (comprueben las fechas). Poco ha importado un informe de la Guardia Civil diciendo que con quien ha hablado EA es con ETA y que la paz, en realidad, se la reflanflinfla, que lo que quieren es otra cosa bien distinta.

Poco o nada les ha importado que hubiera una sentencia previa del Tribunal Supremo diciendo que nones y poco ha importado que el sentido común y la observación más sencilla ya nos den una pista de por dónde van los tiros y qué es exactamente lo que quieren y cómo conseguirlo.

Los hay que se han vendido por unos meses más en el poder y, como Nerón en Roma, antes prefieren ver la ciudad eterna en llamas que apearse del burro a destiempo, no vaya a ser que ganen los otros con una mayoría de las que no gusta cuando no es propia.

Les seré sincero, me siento mal, siento algo parecido a náuseas al comprobar que aquí, en la puñetera piel de toro, cada uno va a lo suyo y en lo colectivo sólo se piensa para sacarle provecho.

Tengo amigos Guardias Civiles que se han jugado la vida en muchas ocasiones para que los "malos" (que son unos hijos de la grandísima puta, hablemos claro), no se salieran con la suya. Pero a los tontos del haba de turno todo eso se la bufa porque "ellos no entienden la idiosincrasia y el pensamiento interno del pueblo vasco".

Una vez más el palabro pueblo para definir lo que no tiene definición.

Y lo peor de todo, lo que más me encabrona y entristece, es comprobar que incluso el Poder Judicial actúa como un mero resorte del poder político, y que aquí, en la Hispania del XXI, nos pasamos la separación de poderes y a Montsequieu por el arco del triunfo, que el Tribunal Constitucional tiene "sensibilidades" que no se corresponden exactamente con la conciencia de cada magistrado, sino con los favores debidos al partido que le propuso para el puesto.

Además, explíquenme ustedes en qué posición queda el Tribunal Supremo después de que el Constitucional le haya dicho aquello tan tradicional de "¡Quita anda quita, que no tienes ni puta idea!"

Pero nada, no se preocupen, aquí no pasa nada, ¿que tenemos terroristas de alcaldes y concejales?, nada, ¿que usarán sus puestos exclusivamente para forzar una secesión?, nada, nada, ¿que una banda criminal, cobarde, paleta e hija de puta como ETA compuesta de asesinos chapuceros al final no se va a tener que rendir porque las instituciones se van a encaragar de que eso no ocurra?, rian de rian y ¿que parece que los que juegan con cierta estrategia son ellos mientras que nosotros parecemos tontos del culo?, pues nada, relájense, ¡coño!, que está muy tensos y eso no es bueno.

Claro que, ¿qué importancia puede tener esta minucia comparada con la gran problemática del orden de los apellidos de los recién nacidos?

Joder, ¡qué duras son algunas mañanas!

miércoles, 4 de mayo de 2011

Santa Claus tiene una pistola

Voy a intentar en el futuro no contar historias del abuelo cebolleta que luego hay quien en privado, y veladamente en público, me riñe por no cerrar la boquita (y eso que soy discretito, pardiez). Pero ya me conocen ustedes, soy un poco “enfant terrible” y hoy me salto al norma que yo mismo me he autoimpuesto. Indisciplina en estado puro.

Le conocí en USA hace ya casi una década, las ruinas de las torres gemelas aún echaban humo y los americanos sufrían en su orgullo un ataque simple y mortífero que nadie había parecido anticipar. Su sentimiento de invulnerabilidad se había desvanecido a la misma velocidad que las torres se desplomaban sobre sí mismas.

Al grano Rocket, que lo de la pluma no es lo tuyo.

Fue profesor mío y nos llevábamos bien, manteníamos una buena relación. Era un ex-Teniente Coronel de Marines cuyo aspecto físico era, cuando menos, peculiar. Medía no menos de 1,90 m, lucía una barriga de no escasas dimensiones y a su blanco pelo se le unía una barba, más bien pobladita, blanca también como la nieve. Lucía, además, unas gafas de lo más tradicionales que le hacían ser el vivo retrato de Santa Claus.

Cualquiera que viera a G. sin conocerle pensaría que esa sonrisa burlona y ese cuerpo de tejano aún aficionado a los buenos steak no habían roto un plato en su vida.

Sin embargo, G. había servido muchos años en los Marines, y a su estancia por dos veces en Vietnam había que sumar otras cuantas intervenciones y escaramuzas aquí y allá en una época en la que lo de pegarse de tiros, o adiestrar a quien los pegara, requería de menos concierto internacional y de menos cumbre de jefes de gobierno. Era la época de la guerra fría.

Dejó después el servicio activo y se dedicó a engordar y a realizar una labor prácticamente exacta a la que desarrollaba antes pero, eso sí, vistiendo de paisano y mirando con agrado el mucho más que notable incremento de sus ingresos mensuales. Chico listo este G.

Nos gustaba discutir sobre el carácter de un soldado, cuál debía ser el perfil psicológico ideal, cómo se podía formar, entrenar y adiestrar a un ser humano para aguantar una tensión que roza lo paralizante y cómo se le podían poner límites y frenos para evitar chiflados por las calles de cualquier barrio de una coqueta y tranquila ciudad del medio oeste.

Y he de decir que no coincidíamos en muchas de nuestras opiniones, pero era muy interesante hablar con él. Quizás no fuera el docente más ortodoxo del mundo, pero era alguien que sabía enseñar a quien quisiera aprender. En resumen, el sujeto era un auténtico crack, una extraña mezcla de marcialidad bien entendida, método científico y mucha cuchufleta y pantomima. Algo difícil de explicar para quien no ha tenido la suerte de verle en acción.

Ahora leo en los periódicos perfiles psicológicos de los SEAL, o de cualquier otra unidad de comandos, retratados por periodistas que comentan de oído comentarios ajenos y no termino de entender muy bien ni de qué hablan ni a quién describen, porque crean nuevos clichés para definir a individuos que son cada uno (a excepción de hermanos) de su padre y de su madre.

En fin, cosas mías. A lo que iba.

Recuerdo una conversación con G. Le pregunté qué haría si tuviera a Bin Laden delante de él y una pistola en la mano. Su respuesta fue instantánea: “matarlo” En un acto que ha resultado ser premonitorio le volví a preguntar “¿incluso si no lleva armas, si está desarmado?”, “matarlo” volvió a contestarme. Y créanme que en ese momento no estaba ni para pantomimas ni para cuchufletas. Esos ojos se volvieron fríos como un témpano mientras me hablaban. No exageraba ni un ápice.

Recuerdo que yo le dije que, probablemente, sería incapaz de hacer tal cosa, disparar a un hombre desarmado a sangre fría y él respondió que a saber, que él no tenía ni idea de lo que yo haría, pero que probablemente yo tampoco.

Pues el pasado domingo tres “pajaritos” no dudaron ni un segundo en apretar el gatillo. Es todo cuestión de entrenamiento y convicción.

Como el día que me di cuenta que Santa Claus tiene una pistola… y está dispuesto a usarla.

lunes, 2 de mayo de 2011

El aspa roja sobre la cara del mal

Quien sospechara que escribiría algo sobre la noticia del día estaba en lo cierto.

Ha llevado 10 años, una década en la que miles de personas han empleado cientos de miles (millones probablemente) de horas en tratar de averiguar dónde se encontraba, qué tramaba, cómo transmitía órdenes o, simplemente, bendiciones y, en definitiva, qué le pasaba por la cabeza.

10 años de informaciones falsas, datos ciertos pero que llegaban tarde, rumores, pago a confidentes, y mucha, mucha labor de inteligencia "chunga", anónima y sufrida.

Una vez hace años ya estuvieron a punto de cazarle, pero se escurrió en el último momento.

Ahora 20 cowboys que mascan chicle y beben Budweiser y que representan todo lo que el famoso muerto odiaba le han dado lo suyo, lo que se merecía.

Una operación bastante limpia a juzgar por los comentarios de los periódicos, claro que los periódicos no suelen enterarse de nada, ni saben, ni entienden. Si han perdido un helo ni ha sido tan limpia, ni tan fácil, ni tan quirúrgica. Nunca sabremos toda la verdad, pero ¿a quién le importa?, el objetivo está conseguido.

J, T, A y otros a los que conozco y que han pasado años recopilando información sobre ese cabrón y su franquicia de muerte también lo estarán celebrando por todo lo alto, me muero por hablar con ellos y decirles lo muchísimo que me alegro, especialmente por uno de ellos que ya podrá poner el aspa roja sobre la foto de la cara de Bin Laden.

Good job guys, great job!