martes, 27 de septiembre de 2011

100

"A partir de cierto punto no hay retorno. Ese es el punto que hay que alcanzar" Frank Kafka

924 días, 22.176 horas, 1.330.560 minutos, 79.833.600 segundos... ese es el tiempo que ha tardado su seguro servidor en completar 100 escritos cargados de tonterías, impertinencias, malababas y, a veces, un poco de sentido del humor.

Todo ello con la consabida discreción.

No tengo intención de soltar un speech, está claro que no soy un escritor prolífico porque me sale una entrada cada 9 días y medio, así que mejor me callo. Eso sí, no tengo sensación de parto.

Enhorabuena a los premiados y gracias por dignarse a leer alguna entrada de vez en cuando.

viernes, 23 de septiembre de 2011

Nevermind

"Es mejor quemarse que apagarse lentamente" Kurt D. Cobain

Fue un boom, un shock, una commoción, algo nuevo, no comercial pero atractivo, casi himnótico, alejado de todo y parecido casi a nada, era energético, era diferente...

Mañana hace 20 años que se publicó "Nevermind", el segundo album, y el primero conocido, de Nirvana. Yo compré ese CD y lo escuché hasta hacerle adelgazar de tanto giro.

Sinceramente me la reflanflinflan la "Generación X", el punk, los moviemientos alternativos, los antisistema, la disidencia militante y demás pamplinas. Me parecen clichés, tópicos que la prensa pone encima del mantel para que los demás nos lo comamos con las papas de la abuela. Por tanto no acepto que "it smells like teen spirit" sea algo parecido a un himno generacional y sinceramente me da igual si Kurt Cobain se vio superado por la fama o si su mujer le ponía los pitones, pero... no me digan ustedes que la canción no les mueve algo por dentro.

Y es que eran, además de originales, rematadamente, cojonudamente buenos.





Aunque les reconoceré que yo soy más de Pearl Jam.

lunes, 19 de septiembre de 2011

Ya no les gusta Europa...

"Estos son mis principios, si no le gustan tengo otros" Groucho Marx

Llevo años, pero muchos años, oyendo hablar a los euro-convencidos.

No hablo de aquellos que creemos que mejor nos iría en una Europa más unida, sino de los que han visto siempre la bandera azul de las doradas estrellas como un asidero en el que apoyarse para saltarse otras banderas más cercanas y obligatorias que no les son queridas; la puerta de atrás por la que acceder a sus propósitos secesionistas.

Si el bienestar está en Europa y el problema es España, entremos en Europa dejando atrás la rojoygualda. En Bruselas sí, en Madrid no.

Les he oído hablar durante mucho tiempo de su marcada vocación Europeista, de ser más Europa, y tener más derecho a serlo, que el resto de la piel de toro. Les gusta decirse más europeos que el resto de españoles por vivir más cerca de la frontera o cenar una horita antes.

Incluso los hay que se han buscado un antepasado genéticamente diferenciado encontrándolo mucho más allá de los Pirineos, en el reino lejano de Nunca Jamás. Cuanto más lejos mucho mejor, no vaya a ser que alguien pueda contraatacar con la evidencia de una mezcolanza indebida de sangres.

Y Europa era su lugar natural, acomodados entre las élites norteñas y alejados de la mugre del resto del "estado".

Sí, ha sido interesante oirles dar versiones de por qué deberían ser una cosa dejando de ser la otra, como si eso fuera posible.

Y además han reescrito la historia, la han flexionado, retorcido, cercenado y ocultado hasta que el resultado ha sido completamente afín a sus ideas y propósitos. Por supuesto luego se han apresurado a contar esa otra verdad en los Colegios e Institutos y la han dogmatizado con tesón y virulencia.

Esa historia, claro está, aleja del sur y lleva hacia el norte, el destino soñado, la tierra de promisión.

Europa, su Europa.

Pero claro, la realidad es tozuda y suele poner a los soñadores y visionarios de nuevo en su rincón en cuanto el gong de la oportunidad anuncia un cambio de round. Y estamos en un cambio de round, ¡vaya que si lo estamos!.

Y cuando en petit comité algunos de los prohombres de esa Europa tan querida de nuestros protagonistas sentencian que las Autonomías es un una buena idea mal conceptualizada y peor puesta en práctica... ya no les gusta Europa.

Cuando esos mismos prohombres les rebajan la calificación, advierten que las ideas propuestas son malas y las desarrolladas durante años son nefastas... ya no les gusta Europa.

Cuando los que saben (o no, pero eso es otra historia) imponen límites de déficit que les vienen mal y que les obligan a cortar por donde no quieren... ya no les gusta Europa.

Y cuando algunos empiezan a pedir a gritos una politica fiscal común, DE OBLIGADO CUMPLIMIENTO, para todos y cada unos de contribuyentes europeos sin diferencia alguna por su ubicación... ya no les gusta Europa.

Porque les diré algo, de cualquier cosa son capaces con tal de cumplir su más íntimo y ya no secreto deseo, pero la cartera es sagrada y dejarles sin la posibilidad de hacer y deshacer fiscalmente como hasta ahora les deja muy poco margen de actuación política y, claro, así no les gusta Europa.

Ni conciertos, ni amejoramientos, ni distinciones, ni posibilidad de impuestos o exenciones y, además, controlados siempre por un órgano supranacional... así no mola ejercer el poder, así no les gusta Europa.

Con auditores que revisen los planes de acción, teniendo que reportar cada moviemiento de cada euro invertido, teniendo que llevar las cuentas con un control que se suponía obligatorio... así no les gusta Europa.

Su Europeismo se disuelve en un mar de críticas, quejas y disgustos.

Se les han pasado las ganas, ya no tienen la libido por la nubes, les duele la cabeza y Europa ya no les pone cachondos.

Pero da igual, encontrarán la forma de volver a la carga de embajadas, delegaciones y misiones diplomáticas en pro de su minimalista común historia... pero si la consolidación fiscal de la eurozona se pusiera en práctica comenzarían a perder fuerza hasta quedarse a la altura de la gaseosa.

Con eso y con el cambio de la ley electoral más absurda de Europa.

Claro que nunca se sabe, a lo mejor les vuelve a gustar, o no...

lunes, 12 de septiembre de 2011

Sabias enseñanzas

 

Inauguro una nueva categoría de entradas en las que compartiré con mis amables lectores pequeñas píldoras de sabiduría que algunas personas con las que me he encontrado en mi vida han tenido a bien compartir con un servidor.

Como casi siempre en este misérrimo blog, es posible que algunas o todas sean falsas, que sean parcialmente falsas, completamente auténticas, o todo lo contrario.

Tampoco pretenderán ustedes que comparta nombres o datos que conduzcan a identificar a los autores de esas impagables enseñanzas, o las circunstancias en las que se produjeron, si no es mi deseo hacerlo.

Todo seguirá siendo razonablemente anónimo que es como tiene que ser.

Arrancamos en 1988 con una de las más íntimamente ligadas a mi persona.

Es la mía una familia muy tradicional. Sospecho que esta afirmación no sorprenderá a algunos de mis lectores, pero es que es cierto.

Así, la mayoría de edad en un varón (también en una dama, pero esa es otra historia) suponía un acontecimiento de cierta relevancia. El pequeño Rocketito pasaba a ser considerado Rocket, y aunque aún le podían caer algunos capones lo normal es que las relaciones padres – hijo (padre en realidad, pero esa es también otra historia) pasasen a otro nivel de confianza e intimidad.

El día de mi 18 cumpleaños la comida fue doblemente especial, primero porque como cada cumpleaños el homenajeado elegía menú, nada extraño hasta el momento, y segundo porque en este caso, al haber alcanzado ya la mayoría de edad, podía por primera vez optar a determinados privilegios, exclusivos hasta entonces de los adultos.

Pude hablar siempre que quise (cosa que, no nos engañemos hacía años que así era), pude fumar en presencia de mis padres, (mi padre me ofreció un cigarro como si llevara toda la vida haciéndolo) y, por supuesto, pude comer con vino y tomarme un copazo en la tertulia posterior a la comida.

En realidad todo era una escenificación ya que yo ya me había tomado por entonces alguna que otra copa, me había fumado algún que otro paquete y había terciado en más de una conversación; pero ese día todo estuvo adornado por una aire de solemnidad y circunstancia que me hacía sentir como Sir Winston Churchill el día del armisticio.

Sin embargo el destino me deparaba una sorpresa mayúscula.

Cuando los licores estuvieron servidos, mi padre me invitó a continuar nuestra copa en el saloncito, cerró tras de sí las puertas correderas que separaban éste del salón principal, me invitó a tomar asiento en uno de los cómodos sillones y mirándome fijamente y con mucha ceremonia se dispuso a confiarme algo parecido a un secreto familiar:

"Las tres normas de los Launcher en el trato con las mujeres"

El anuncio me pilló tan de sorpresa que tardé un rato en reparar que tenía la boca más abierta que un besugo en tierra firme, pero no osé interrumpir ese sagrado momento de confidencia ancestral.

“Desde que el mundo es mundo y los Launcher, Launcher, nos hemos guiado por tres normas de comportamiento con las mujeres que seguimos durante toda nuestra vida y que trasmitimos a nuestros herederos el día que cumplen la mayoría de edad. Presta, por tanto, atención hijo porque estos sabios consejos son la base de nuestra herencia y tú tendrás que transmitirlos a su vez a tus descendientes”

1er consejo:

“Nuestros genes son valiosos y somos caballeros. Así pues si hay embarazo puede no haber boda, pero hay apellido. Ningún Launcher desnombrado hay por el mundo, todos llevan el apellido que les corresponde. No vamos tirando nuestro apellido por el fango con arregluchos de primos y parientes, ni con excusas de tres al cuarto. Si tienes un hijo, cualquiera que sea la circunstancia de su concepción, llevará nuestro apellido”

2º consejo:

“La señora que se mete con nosotros en la cama se lo pasa bien. Y si no es por A, pues que sea por Z. Ninguna norma hay sobre los métodos a emplear, y aunque yo soy partidario de no innovar mucho en ese sentido, eres libre de actuar como te plazca. Ninguna señora se ha levantado de nuestro lecho sin haber pasado un buen rato, lo consideramos una falta de educación”

3er consejo:

“Somos caballeros, no truhanes, para lo del anterior consejo, y a no ser que las circunstancias y el sentido común impongan lo contrario, siempre, ¡por Dios!, siempre sin calcetines”

“Espero que memorices y transmitas estas tres sencillas normas. ¿alguna pregunta?”

Balbuceé un escueto “no” mientras empujaba mi mandíbula hacia arriba, y el resto de la conversación discurrió por derroteros que nada tenían que ver con dichas normas.

Nunca he vuelto a hablar de estas normas con mi padre, pero pueden ustedes dar por seguro que si algún día tengo un hijo, y vivo lo suficiente para ver su mayoría de edad, se las transmitiré con la misma pompa y boato con la que el bueno de mi padre me las incrustó en el cerebelo por sorpresa.

¿No harían ustedes lo mismo?

Lo malo es que nunca me explicaron que se hacía con las féminas, y no tengo intención de preguntarle a mi hermana… supongo que de eso se encargaban las madres.

Ni idea.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Volviendo

"El negocio del cine es grotesco: es una mezcla de partido de futbol y burdel" Federico Fellini

No, no es que haya decidido volver a irme de vacaciones y volver a volver.

Es que ayer vi "Volver" de Pedro Almodovar.

Me discipliné para verla porque no es el tipo de cine que me guste, pero de tanto oir hablar de este señor me vi en la obligación de ver otra de sus obras (ya vi en su momento "Mujeres al borde...") para tener una opinión formada sobre lo merecido o no de su fama.

Pues bien, me confieso incapaz de apreciar su arte.

Vaya por delante mi también confesa ignorancia sobre el llamado "séptimo arte", lo cual explicará para los fans del manchego y los entendidos en cinematografía que diga que me pareció una mierda pinchada en un palo.

El guión es rocambolesco, imposible y previsiblemente retorcido, los diálogos ramplones, la trama inverosimil, las actuaciones normalitas (ni las de Carmen Maura ni las de superP me parecen nada del otro mundo), la estética inexacta, y en cuanto a temas más técnicos como iluminación, escenografía etc, mejor no opino porque no sé, pero a mí no me pareció convincente en ningún momento.

En fín, que los muy cinéfilos me disculparán, pero yo no le veo las 5 estrellas que al parecer le dio el País, y unos cuantos medios más de los reconocidos prestigiosos, ni cobrando por ello.

Eso sí, mucha referencia visual a Fellini.

Pues sirva la presente entrada para afirmar que con respecto al cine de Almodovar (o al menos las dos películas que he tenido el poco gusto de ver) me parece que la cita viene que ni pintada.