En el acta fundacional de este blog, es decir en la primera entrada titulada “arrancamos”, dije que no era éste un foro para la reivindicación y la denuncia, pero también dije que aquí se hablaría de lo que yo quisiera y decidiera.
Sumemos a esto, que en la declaración de intenciones que aparece justo bajo el título de esta bitácora reza una leyenda que es un leitmotive: “el blog de los que no nos importa que nos tomen por cualquier cosa, menos por gilipollas”. Y éste es el caso que nos ocupa hoy.
Hablemos del Gran Hermano. No, no me refiero al pestilente y tedioso reality de Telecinco en el que putones y chulos de toda clase y condición hacen el “tontolhaba” mientras permanecen encerrados en una casa. No. Me refiero al Gran Hermano de verdad. El que nos vigila y pretende decidir por nosotros. Como si los españolitos de a pie fuéramos tontos del culo.
La voracidad que las administraciones públicas muestran en España, y cualquier otro país del mundo me temo, por administrar nuestros dineros es sólo comparable a la idea mental que la mayoría de nosotros tenemos de un usurero.
Y yo me pregunto, ¿qué hace pensar que un político tenga un mejor sentido de la oportunidad para manejar el “parnés” que tanto esfuerzo me cuesta ganar que yo mismo?. Digo ésto a colación de las últimas noticias sobre la derrama de 3.000 millones de € (medio billón de las antiguas) que el ejecutivo, a petición de la oposición, va a ceder a los ayuntamientos para que tapen sus “agujeros” y paguen lo que ya deben, es decir, lo que ya deberían haber pagado hace tiempo con el presupuesto que en su momento se les asignó y que han empleado, por lo que se ve, en lo que no debían.
Si cualquiera de los que lee este blog incumple sus obligaciones de pago con administraciones y/o empresas particulares se expone a duras consecuencias en forma de sanciones, juicios o incluso cárcel. Si por el contrario es la administración pública la que incumple aquí no ocurre nada, ni siquiera al subnormal politicucho de tres al cuarto que estaba al frente de ese presupuesto.
Esos siniestros personajes suelen ser, por norma general, personas sin la más mínima experiencia de gestión en la vida privada. Su experiencia vital se circunscribe, en un abrumador porcentaje de los casos, a haber hecho “carrera” en su partido y haber estado “disponibles” para aceptar esa responsabilidad que “tanto les honra” y con la que se encuentran “tan comprometidos”. Así que aceptan lo que les proponen y hacen lo que les place, sin saber y siguiendo las directrices de “El Partido”.
El resultado es un déficit público que nos va a costar un huevo a los españolitos que nunca hemos querido o podido tener una “acentuada vocación de servicio a la sociedad a través de la actividad pública” y que en su momento pensamos que nuestra mejor forma de hacer que el país, la nación, es decir, España (fuera viejos complejos ridículos), avanzara era a través de nuestros impuestos. Impuestos que pagamos sin pestañear, sin discutir, sin protestar… y sin retrasarnos.
Pero hete aquí que estamos en manos de amateurs. Imagine el lector por un momento que sufre una fuerte opresión en el pecho. Acude ud. inmediatamente a la consulta del dr. Rocket y me expone su sintomatología. Mi respuesta es entonces que se tome ud. medio kilo de acelgas rehogadas y se baile ud. una sardana. La reacción sería, muy probablemente, una bofetada en el caso de señoritas y señoras y una buena hostia en el caso de los caballeros.
Pues gran parte de las señoras y señores (que para la mediocridad no hay clase ni género que valga) que manejan los dineros que nosotros les damos, demuestran saber tanto de gestión de presupuestos públicos como el falso dr. Rocket (yo jamás haría eso) de cardiología.
Y aquí todo el mundo callado porque los españoles nos tomamos la política como el fútbol. Cada uno es de un partido y aquí no se cambia el criterio así nos ahorquen. ¡Viva er Beti manque pierda!
Alguno de mis lectores pensará que no todos son así, y tiene razón, pero la proporción de los que si son descaradamente, obscenamente así, es tan elevado que convierte a los primeros en las excepciones que terminan por confirmar una regla.
Yo lo sé porque como militar me ha tocado bregar con ellos en el Ministerio de Defensa, como médico he tenido que bregar con los que pertenecen a la Consejería de Sanidad, como ejecutivo desde Consumo hasta industria, como piloto con Deportes, como funambulista con Cultura y como catedrático con Educación… y de todos ellos estoy hasta las pelotas. Pero lo peor no es eso, lo peor es que estoy hasta las mismas de que sus desmanes, sus chapuzas, sus porquerías, las hagan con mi dinero… y eso, eso, con perdón, jode.
Sólo algunos tienen, a veces, muy pocas veces, la oportunidad de devolverles la jugada, y ,claro, no les sienta muy bien. Yo también quiero mi dinero...
lunes, 20 de abril de 2009
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5 comentarios:
Washington Irving ya nos cogió el punto allá por 1829. Entre sus "Cuentos de la Alhambra" tiene un relato llamado "Leyenda del legado del moro" que acaba con un barbero chismoso, un alguacil canalla y un alcalde corrupto hechizados entre unos muros hasta que alguien rompa el encantamiento.
Mr. Irving termina el cuento con estas palabras:
"Si algún día faltan en España barberos miserables, alguaciles bribones y alcaldes corrompidos, pueden ir a buscarlos; pero si han de esperar hasta entonces para su rescate, corren el peligro de que su encantamiento perdure hasta el día del Juicio".
Estimado Leónidas,
así es, sólo que hay un matiz. El bueno de Irwing habla de "trincones" lo que supone una cierta premeditación. Yo hago más referencia a inútiles, chapuceros e incompetentes. No es que quieran hacerlo mal, que en algunos casos también, es que no saben hacerlo mejor.
Y como aquí no hace falta un curso para nada, tenemos gente que no sabe en puestos que requieren mucho más que un carné.
¿Se imagine ud. a alguien manejando explosivos que no haya recibido la formación adecuada para ello?
Pues a eso me refiero... y encima creen que nos salvan de nosotros mismos. ¡Es el colmo!
Saludos,
Rocket
Pipo Brunelleschi dice
Este blog me huele un poco a la descripción que hacía Jardiel Poncela de los españoles y de su opinión sobre la política y el patriotismo" En España, el patriotismo se apoya en el trabajo de los gobernantes, cuando dos ciudadanos se encuentran en la calle se preguntan: -¿Qué tal va? ¿Qué hay de política? ...Aquí la salvación y el engrandecimiento se esperan de la política".
Después de leer tal despliegue de optimismo vuelvo a Poncela "Para encontrar gusto a la vida, no hay como morirse."
Querido Pipo,
No confío yo en exceso, como es obvio, en la clase política española ni, en general, en ninguna otra.
Ni confío, ni porfío... lo que quiere decir que yo me dedico, con la mayor diligencia de la que soy capaz, a ganarme el sustento, pagar mis impuestos y, como no podía ser de otra forma, quejarme amargamente de los que nos desgobiernan.
Llámalo, si quieres, recurso al pataleo.
Saludos,
Rocket
Ahora no me ves, pero que sepas que estoy "haciendo una ola" ante tu entrada.
Yo no hubiera sabido decirlo mejor.
Un SoSo.
P.D.: Hasta los mismísimos de politicuchos de turnos, sicarios de éstos, "amigüitos" de los mismos y de sus queridas y queridos.
Y yo tengo alguno que otro rondándome el pescuezo.
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