miércoles, 7 de octubre de 2009

Solidaridad

Angel, al que no tengo el gusto de conocer de nada, me pidió vía email el pasado viernes que me sumara a una de las tantas iniciativas que circulan por internet.

Ésta, en concreto, animaba a los bloggers a escribir sobre la solidaridad, en cualquiera de sus vertientes y facetas, desde un punto de vista personal.

La solidaridad es como los ferraris, todo el mundo habla de ellos pero nadie los arranca.

Hace poco un grupo de insensatos campistas me llamaron insolidario a voz en grito por echarles de una propiedad privada. Curioso el concepto que tenemos de la solidaridad. Concepto de quita y pon, según nos vaya la feria en ello, he de decir.

La solidaridad debería ser un algo absoluto, inequívoco, no sujeto a interpretaciones ni objeto de apropiación, pero creo que, como el concepto de justicia, eso es una quimera.

Ayer un militar español murió en Afganistán. Su BMR pisó una mina, poco importa ahora si convencional o improvisada, e hizo, al parecer, volcar el vehículo. El resultado son dos huérfanos que, si no me equivoco, cobrarán una pensión de mierda hasta que sean mayores de edad y una indemnización de cuatro perras por no volver a ver a su padre, nunca, jamás.

Hoy por la mañana en todas las tertulias radiofónicas, un alto porcentaje de los contertulios de las principales cadenas de radio (Onda Cero, SER, COPE y Punto Radio que yo haya podido oír) abogaban por una retirada de las tropas de Afganistán e, incluso, alguno lo exigía por solidaridad con las familias de los 90 compatriotas que han perdido la vida en este conflicto. Por solidaridad.

Me pregunto si sabemos lo que hacemos en Afganistán y me respondo que no, que nadie parece darse cuenta de algo tan evidente.

Estamos en Afganistán por dos motivos fundamentales. El primero por seguridad, para demostrar a una panda de extremistas asesinos y analfabetos y a todos cuantos les secundan, apoyan e imitan en medio mundo que no hay sitio en la tierra donde se puedan esconder para preparar y trazar sus planes contra nosotros. Y el segundo para demostrarles a éstos mismos y a todos cuantos les jalean, justifican o disculpan, que no pensamos consentir que nos digan cómo vivir, ni que nos lleven de vuelta a la edad media o a la de las cavernas.

En ese empeño no hay gente que esté dispuesta a morir. No tenemos suicidas en nuestras filas, no los necesitamos. Pero en ese empeño, digo, sí que hay gente que está dispuesta a asumir riesgos para cumplir órdenes, para realizar las tareas asignadas. Es mentira que estemos allí para reconstruir un país. Nuestra verdadera misión es devolver a Afganistán al Siglo XX (el XXI sería pretencioso) y asegurar su estabilidad para que puedan "crecer" por sí solos, sin seguir los caprichosos designios de terroristas mesiánicos, señores de la guerra o del opio, reyezuelos, jefes de tribu o el primer jodido desaprensivo que sea capaz de comprar un poco de poder.

Yo soy solidario con el cabo que murió ayer, y soy solidario con su familia y con sus compañeros, soy solidario con las dos soldados que, con dos pelotas, se prestaron voluntarias para conducir camiones en un convoy de riesgo cuando sus compañeros masculinos desobedecieron y dijeron que no irían.


Soy solidario con las niñas afganas que, no muy lejos de Herat, tienen que andar kilómetros, cargadas como mulas y tratadas como tal, para llevar agua a sus casas. Soy solidario con los que opinan que la libertad no es gratuita, que hay que ganarla cada día porque siempre hay quien nos la quiere arrebatar. No por medios violentos obviamente, éstos deben ser siempre la última opción, sino con el ejercicio de nuestra propia libertad y la defensa de la de nuestro vecino.

Soy solidario con los que enseñan el corán como una religión, no como una doctrina y soy solidario con los que piensan que Dios no existe pero respetan las creencias ajenas siempre y cuando éstas no atenten contra la dignidad o sean meras estafas. Y sí, soy solidario con los británicos, americanos, holandeses, polacos, italianos, neozelandeses, australianos, suecos y noruegos, daneses, franceses, búlgaros, turcos, checos, griegos, portugueses, belgas, alemanes, canadienses y soldados de otra veintena de nacionalidades que, cada día, se juegan su pellejo en Afganistán pensando, estando convencidos, que con eso preservan el nuestro.

Soy solidario con los que, de uniforme o no, se levantan cada día en las zonas del mundo más castigadas con miseria y destrucción, esas zonas donde la palabra ayuda significa mucho más que hacer una llamada telefónica o descargar un coche.

Soy solidario con mi vecino, soy solidario con mi portero, soy solidario con el frutero de Mercadona, el conductor de autobús de la línea 115, el policía municipal, el Director de Marketing de Vodafone y el ama de casa que cada mes se las ve y se las desea para que le cuadren las cuentas. Soy solidario con el soldado y el Tte. General. Soy solidario con la gente de bien.

Y déjenme que les diga una cosa, soy profundamente, visceralmente, insolidario con los que, por un mero asunto laboral, han saboteado en Santa Bárbara la puesta a punto de unos nuevos vehículos que, de haber sido acabados a tiempo, habrían sido entregados en Afganistán y, quizás, haber evitado la muerte del cabo Ancor.

La RAE define solidaridad como la "adhesión circunstancial a la causa o la empresa de otros".

Y yo hoy, como ayer y mañana, me solidarizo con quienes tienen una visión justa de la sociedad, no homogénea, ni monolítica, sino simplemente justa.

Ya dije cuál era mi sentido de la justicia en http://ustedporquienmetoma.blogspot.com/2009/03/los-desmemoriados.html


No sé Ángel si era exactamente ésto lo que ibas buscando, pero es lo que me ha salido.

Descanse en paz el Cabo D. Cristo Ancor Cabello, y que su sacrificio no sea en vano.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Amigo Rocket, sólo tengo una palabra: GRACIAS. Lo he leído y releído. Sé que las iniciativas no resuelven nada. Hoy no pretendíamos ser solidarios ni movilizarnos en pro o en contra de nada. Simplemente que muchos hablaran de una palabra. Y puede que desde las estadísticas "internetianas" 100 no sean tantos. Pero para mí son muchísimos. Y las decenas de miles de lectores que a través de esos 100, leerán "solidaridad", también son muchísimos.

Así que Rocket, yo, hoy, para ti, sólo tengo una palabra: GRACIAS.

Anónimo dijo...

Pipo dice:

Estoy de acuerdo, contigo Rocket, es fácil solidarizarse con las causas perdidas pero sin que nos cause demasiado trastorno en nuestra vida diaria.

Aunque lo que puede resultar solidario para unos puede que no lo sea tanto para otros. Personalmente me da un poco de miedo justificar la muerte de un ser humano (matar o morir) por solidaridad.

Hoy para ser moderno hay que ser solidario y antes lo que se llevaba era ser caritativo (actitud solidaria con el sufrimiento ajeno).

Sea lo que sea (solidaridad, caridad) es bueno pensar un rato en algo/alguien que no seamos nosotros mismos.

Jose Antonio dijo...

Gracias por participar y entre todos hemos conseguido un gran día.
Os tendré a todos enlazados pronto para que más gente os lea.
Un abrazo.

La Chispa de la vida dijo...

No puedo más que aplaudir, y bien fuerte además. Y, si me permite Rocket, pondría la palabra "coherencia" muy muy pegadita a la malentendida y malutilizada "solidaridad".