jueves, 9 de junio de 2011

Nadie nace sabido

  
Hay seres humanos que nacen con la habilidad de hacer ciertas cosas. Simplemente tienen, por decirlo de alguna forma, un don.

Tengo, sin ir más lejos, un compañero que es un figura haciendo figuritas de papel. Nadie le ha enseñado, es autodidacta, pero sus manos ejecutan a la perfección lo que su cerebro dibuja en un plano imaginario de 3 dimensiones.

Otro es capaz de arreglar cosas con las herramientas más rocambolescas, un tercero aprende idiomas con una facilidad pasmosa y yo mismo tengo la facilidad, un poco mermada con el paso de los años, de pimplarme litros de cerveza y mantener la verticalidad.

Sin embargo, otras habilidades naturales para manejar sistemas complejos requieren de un entrenamiento intenso para ser desarrolladas en plenitud y se hace necesaria la presencia de un "proto" o instructor para guiar en el proceso de aprendizaje y juzgar los avances.

Incluso los más avezados y mejor dispuestos genéticamente para la tarea en cuestión meten la pata, y haciendo memoria no hay nadie que no pueda recordar "días horribilis" en los que todo les ha salido del revés.

Lo más importante es no peder la paciencia ni la ilusión, mantener la templanza, aprender de los errores y seguir adelante. Aunque a veces los coscorrones duelan mucho más en el orgullo que en la cabeza.

Nadie nace sabido.

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