"Estos son mis principios, si no le gustan tengo otros" Groucho Marx
Llevo años, pero muchos años, oyendo hablar a los euro-convencidos.
No hablo de aquellos que creemos que mejor nos iría en una Europa más unida, sino de los que han visto siempre la bandera azul de las doradas estrellas como un asidero en el que apoyarse para saltarse otras banderas más cercanas y obligatorias que no les son queridas; la puerta de atrás por la que acceder a sus propósitos secesionistas.
Si el bienestar está en Europa y el problema es España, entremos en Europa dejando atrás la rojoygualda. En Bruselas sí, en Madrid no.
Les he oído hablar durante mucho tiempo de su marcada vocación Europeista, de ser más Europa, y tener más derecho a serlo, que el resto de la piel de toro. Les gusta decirse más europeos que el resto de españoles por vivir más cerca de la frontera o cenar una horita antes.
Incluso los hay que se han buscado un antepasado genéticamente diferenciado encontrándolo mucho más allá de los Pirineos, en el reino lejano de Nunca Jamás. Cuanto más lejos mucho mejor, no vaya a ser que alguien pueda contraatacar con la evidencia de una mezcolanza indebida de sangres.
Y Europa era su lugar natural, acomodados entre las élites norteñas y alejados de la mugre del resto del "estado".
Sí, ha sido interesante oirles dar versiones de por qué deberían ser una cosa dejando de ser la otra, como si eso fuera posible.
Y además han reescrito la historia, la han flexionado, retorcido, cercenado y ocultado hasta que el resultado ha sido completamente afín a sus ideas y propósitos. Por supuesto luego se han apresurado a contar esa otra verdad en los Colegios e Institutos y la han dogmatizado con tesón y virulencia.
Esa historia, claro está, aleja del sur y lleva hacia el norte, el destino soñado, la tierra de promisión.
Europa, su Europa.
Pero claro, la realidad es tozuda y suele poner a los soñadores y visionarios de nuevo en su rincón en cuanto el gong de la oportunidad anuncia un cambio de round. Y estamos en un cambio de round, ¡vaya que si lo estamos!.
Y cuando en petit comité algunos de los prohombres de esa Europa tan querida de nuestros protagonistas sentencian que las Autonomías es un una buena idea mal conceptualizada y peor puesta en práctica... ya no les gusta Europa.
Cuando esos mismos prohombres les rebajan la calificación, advierten que las ideas propuestas son malas y las desarrolladas durante años son nefastas... ya no les gusta Europa.
Cuando los que saben (o no, pero eso es otra historia) imponen límites de déficit que les vienen mal y que les obligan a cortar por donde no quieren... ya no les gusta Europa.
Y cuando algunos empiezan a pedir a gritos una politica fiscal común, DE OBLIGADO CUMPLIMIENTO, para todos y cada unos de contribuyentes europeos sin diferencia alguna por su ubicación... ya no les gusta Europa.
Porque les diré algo, de cualquier cosa son capaces con tal de cumplir su más íntimo y ya no secreto deseo, pero la cartera es sagrada y dejarles sin la posibilidad de hacer y deshacer fiscalmente como hasta ahora les deja muy poco margen de actuación política y, claro, así no les gusta Europa.
Ni conciertos, ni amejoramientos, ni distinciones, ni posibilidad de impuestos o exenciones y, además, controlados siempre por un órgano supranacional... así no mola ejercer el poder, así no les gusta Europa.
Con auditores que revisen los planes de acción, teniendo que reportar cada moviemiento de cada euro invertido, teniendo que llevar las cuentas con un control que se suponía obligatorio... así no les gusta Europa.
Su Europeismo se disuelve en un mar de críticas, quejas y disgustos.
Se les han pasado las ganas, ya no tienen la libido por la nubes, les duele la cabeza y Europa ya no les pone cachondos.
Pero da igual, encontrarán la forma de volver a la carga de embajadas, delegaciones y misiones diplomáticas en pro de su minimalista común historia... pero si la consolidación fiscal de la eurozona se pusiera en práctica comenzarían a perder fuerza hasta quedarse a la altura de la gaseosa.
Con eso y con el cambio de la ley electoral más absurda de Europa.
Claro que nunca se sabe, a lo mejor les vuelve a gustar, o no...
lunes, 19 de septiembre de 2011
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2 comentarios:
Donde dije digo, digo Diego...
¡Más falsos que un billete de siete euros!
Que razón Mr. Rocket, que razón...
Un saludo.
"Pa gomitar" que diría mi madre...
Por sus obras racistas, Rh´s própios, tresesporciento o más y retorciendo palabras de historia (parafraseando a Alaska) los conoceréis.
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