miércoles, 8 de diciembre de 2010
Un grande entre los grandes
He de reconocer, aunque me disguste, que llevo una temporada un tanto nervioso, ansioso, estresado. Muchas e íntimas son las circunstancias que me han llevado a estar un poco sensiblón, más bien diría que ha sido un largo proceso, pero no se puede negar que ese es mi estado actual.
Conste que no quiere eso decir que vaya llorando por las esquinas, ni que ande leyendo romántica poesía (carezco de la sensibilidad necesaria para poder apreciarla como supongo que se merece), no voy aireando mis problemas al viento, ni mis inquietudes, ni mis temores, ni mis miedos, ni mis deseos, ni mis ilusiones.
Supongo que no soy un sensiblón al uso.
Pero en este estado, extraño para mí, en el que me encuentro, algunas cosas te llegan más adentro de como lo habrían hecho en cualquier otra circunstancia.
Me refiero al discurso de aceptación del premio Nobel de Mario Vargas Llosa. ¿No lo han leído ustedes?, pues háganlo, aunque sea largo, denso y comprometido.
Consuela saber que en ocasiones, y por encima de modas, tendencias y correríos políticos o intereses financieros, se concede premios a quien lo merece, y quien lo merece lo demuestra con obras (palabras, que en este caso vienen a ser lo mismo).
Desde su indisimulada y beligerante antipatía por los totalitarismos, su defensa a ultranza de la libertad y la democracia, su implicación activa en contra de la injusticia, la manipulación, el tocomocho político, hasta su conmovedora emoción al hablar de su mujer, tras sólo 45 años de matrimonio... y me ha recordado a mis padres y me he emocionado yo también al pensar que a mi padre le falta su binomio, su compañera de juego, su media naranja, su vida, y que como me dijo alguien hace poco, eso no se puede ni suplir ni reemplazar.
No es el señor Vargas, por volver al tema que nos ocupa, alguien que parezca tener pelos en la lengua, y eso queda perfectamente reflejado en su discurso donde habla de Cuba, de Venezuela, del terrorismo internacional, de los fanatismos religiosos o políticos, de Perú y de España, de la colonización, de los nacionalismos y de otras muchas cosas.
Y todo ello con un acento de bondad, con un tono de naturalidad y convicción que mueve sentimientos.
Por eso he escrito esta entrada.
Me pregunto si, finalmente, dedicamos a las cosas que verdaderamente importan el tiempo que realmente requieren. Me pregunto si el amor, la amistad, la fraternidad o el compañerismo ocupan el puesto en nuestros pensamientos que deberían.
Hace años, hablando con un Tcol. de Marines norteamericano me contaba que el soldado perfecto era introvertido (era, por supuesto uno de los rasgos, no el mejor ni más importante) y yo no terminaba de encajar esa idea. La aclaración posterior me sacó de dudas, que no sea vivaracho a la hora de expresar sus sentimientos no quiere decir que no los tenga, sino que no los expresa de manera espontánea. Alguien sin sentimientos no es un soldado, es un asesino.
Pues eso, sean ustedes buenos soldados y tengan sentimientos, salgan de cañas, tírenle los tejos a sus parejas si las tienen o a quien les guste si es el caso contrario, llamen a sus amigos, bromeen con sus compañeros, acaricien a su mascota o hagan lo que les salga de los mismísimos... pero sientan.
Joder qué mariconada de entrada me ha salido. Prometo volver por mis distantes e impersonales fueros en las próximas entradas.
Modo flowerpower off
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14 comentarios:
Mi querido Rocket,
Hace días que leyendo sus últimos posts me quedaba con las ganas de enviarle un par de líneas de "ole-ole"... y ha sido después de leer esta última entrada que finalmente me he decidido, aunque sea a todo correr - así que "OLE-OLE"!!!
Y me alegra que comparta también con nosotros esa sensibilidad también (que no sensiblería-sensiblonería).
Muy buena esa referencia al introvertido. Hasta el mejor soldado necesita su momento...
Julia Fernanda
(por cierto, sus entradas serán otras cosas, pero "impersonales"???? no se engañe...)
Estimada Julia Fernanda,
Gracias por los oles, son inmerecidos pero se agradece el detalle por la espontaneidad.
Sí, supongo que las últimas entradas han sido demasiado personalizadas, y créame que no es mi estilo. Hasta cuando escribo historias propias o muy cercanas en "Historias Verdaderamente Falsas" suelo hacerlo en tercera persona, eso me da cierta perspectiva y cierto grado de imparcialidad, más del que mi ego se permitiría si fuera un "yo" el protagonista.
Los seres humanos somos egoístas y sectarios para nuestros intereses, opiniones y puntos de vista, y yo no soy un santo en ese aspecto.
"Usted por quién me toma" no es un diario, es un blog.
Como digo siemrpe a los que llevan poco tiempo por aquí, pase, pógnase cómoda y hágase sitio entre los habituales que yo le voy preparando un refrigerio, un "churuflús", está usted en su casa.
Saludos,
Rocket
Qué casualidad, precisamente yo hoy también, después de leer el discurso, estaba sopesando escribir sobre ello. No tiene desperdicio, desde luego. Y, ¿sabe? Me ha dado envidia la señora de Vargas. Recibir un elogio así, a esas alturas de una vida juntos, ha de ser algo impagable.
Estimada Anaïs,
Le confesaré algo íntimo.
El pasado año murió mi madre, llevaba casada con mi padre 47 años más los 6 de noviazgo... mi padre se hubiera cambiado por ella sin pestañear. Lo dijo en el momento de la muerte y no bromeaba, ni exageraba, ni trataba de impresionar a nadie, lo dijo para sí mismo.
Y le confieso que sentí, aparte de la natural pena, una buena dosis de orgullo y una infinita envidia (sana).
Por eso me emocionó un poco esa parte del discurso de Vargas Llosa.
Saludos,
Rocket
Es muy probable que nunca lea el discurso de aceptación de ese Nobel. Por muy emotivo que le haya salido el discurso al señor Vargas Llosa siempre me sonará a acto protocolario, y el protocolo es primo de la diplomacia, quien a su vez es pariente cercana de la hipocresía. O sea, que me la suda el famoso discursito de Don Mario. No obstante...
...He leído ocho novelas de este caballero, que ya son más de las que habrán leído muchos de quienes se deshacen en aplausos ante su discurso. De esas ocho novelas dos me han marcado como lector, y quizá como persona. Incluso tal vez como militar.
Así que me sobran los discursos y los premios, porque Vargas Llosa hace mucho que para mí era un grande entre los grandes.
Estimado Leónidas,
Veo que está usted de un humor excelente... pues ya somos siete.
Verá usted, el discurso me pareció correcto, cierto, pero también me pareció osado y comprometido. Cela no habló de política e ignoro lo que han hecho otros Nobel de literatura porque, por extraño que parezca, leer sus alocuciones y agradecimientos no está entre mis hobbies.
La referencia a su mujer, y sobre todo la forma de expresarla (que hay que ver y no sólo leer) me llegó al corazón por las similitudes que mencioné y que no son achacables al discurso.
En cualquier caso no deja de ser un discurso, cierto, pero no por ello quita que los que no hemos leído 8 de sus libros podamos tener una opinión adicional sobre el autor en base a las creencias, sentimientos y opiniones que en él expresa.
Vamos, con su permiso...
Saludos,
Rocket
¡Ah!, y lo del humor "excelente" pretendía ser irónico, pero olvidé poner las comillas.
Rocket -ganas me dan de llamarlo Rocketito-, me encanta cuando cae usted en mis provocaciones (y a pesar de ello mantine siempre las buenas formas; es usted mi puto ídolo; y me recuerda a mi padre, siempre estoico ante las provocaciones de mi madre).
Que sí, hombre, que me consta que el discurso de Vargas Llosa ha sido especial, nada al uso.
Y sobre su obra, si aún no lo ha hecho, lea "Pantaleón y las Visitadoras"; usted muy bien podría ser el capitán Pantaleón Pantoja.
Ah, y aclaro que decir que usted muy bien podría ser ese capitán es un gran elogio, coño (joer, que hay que cogérsela con papel de fumar cada vez que se abre el pico).
Leónidas querido,
Algún día acabaremos pegándonos tiros, agarrándonos una borrachera monumental, dándonos por el culo vestidos de lagarterana, o todo ello en alguna suerte de secuencia.
Saludos,
Rocket
Hablando de Vargas Llosa.
Me pregunto hasta qué punto esa pose suya no es precisamente lo que le da de comer. Lo cual me lleva a pensar que tal vez no sea oro todo lo que reluce. Tal vez se trate sólo de una imagen bien vendida (y tan bien vendida, oiga).
Lo curioso también es pararse a pensar por qué tras una imagen bien vendida (se corresponda con la realidad o no) suscita dudas en mi persona.
¿Tendrá algo que ver con la realidad que vivimos? ¿Se tratará del mismo modo de otra imagen que nos venden? Es decir, ¿será real la realidad?
Joder, no sé qué marca de café he bebido hoy, pero prometo no volver a comprarla.
Estimada gata que... (¿qué?)
No sé si me conoce usted o no, ni lo sé ni me importa.
Ni tengo edad ni ganas de ir vendiendo motos por el mundo y, sinceramente, no creo conocer a nadie que me conozca que opine lo contrario.
Simpático, gracioso, serio, muy serio o cabrón o "cabronazo" me llaman mucho (en función de cómo le va la feria al interlocuotr), mentiroso, ocultador de la verdad o "buhonero" nadie, y nadie tiene cojones.
Cambie usted a una marca de café que no contenga derivados del cáñamo o deje de tocarme los bemoles, pero no especule o divague, yo soy como soy, y tengo un acentuado (y no disimulado) sentido del honor y de la dignidad al que, probablemente, usted no esté acostumbrado.
Ni sé quién es usted ni me importa, sé que ha hecho varios comentarios en varias entradas, pero conmigo es evidente que se equivoca de plano....
Saludos,
Rcoket
Hay que ver qué egocéntrico es usted, Mr. Rocket.
Yo creía que hablábamos de Vargas Llosa. ¿De quién hablaba usted en realidad?
Lo que me planteaba es si el Señor Nobel es transparencia pura o si su imagen es un producto más de marketing, ya que quienes aspiran a ser escritores serios (seriamente Best-Sellers y Nobeles, Cervantes, Nadales...) se esconden tras impolutas, intachables e impecables imágenes de erudición, educación y buen gusto. Y, si me apura, hasta un poco héroes o incansables luchadores con sus reivindicaciones contra el sistema, el mundo y sus defectos.
¿Es que nunca han roto un plato?
A veces, tanta perfección aburre.
Estimada Gata que... (¿qué, coño, qué?)
Pues le voy a dar usted la razón.
No sé por qué creí que estaba hablando usted de mi y no de él.
Lamento el equívoco...
Con respecto a Vargas Llosa, a mi el discurso y su persona me gustan. Seguro que tiene mil millones de defectos, ¿quién no?, pero vamos que viendo lo que hay por el mundo... éste es de los buenos.
Saludos,
Rocket
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